Santiago de Chile, domingo 16 de abril de 2006, actualizado a las 7:24 hrs.
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Domingo 16 de abril de 2006

Colonia Dignidad:
Las estrategias de Schaefer para controlar a los colonos

CAROLINA VALENZUELA


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La predisposición de Gerd Seewald para colaborar con la justicia habría sido valorada por el ministro Zepeda para darle la libertad.
Foto:EL MERCURIO



Un estricto discurso moral fue una de las armas que usó para gobernar el enclave.



CAROLINA VALENZUELA

"Dividir para reinar". El modelo de acción política por años utilizado por diversos personajes de la historia fue la estrategia madre que Paul Schaefer, otrora líder de la ex Colonia Dignidad, usó para mantener su poderío y cometer impunemente los diversos delitos por los cuales está procesado.

Los diversos testimonios que están en conocimiento de la justicia, y que han salido a la luz con motivo del reciente procesamiento por asociación ilícita dictado por el ministro de fuero Jorge Zepeda contra Schaefer y otras 17 personas, dan cuenta de que además de parcelar la información , el jerarca aisló su "reino" del exterior. "Él eligió y restringió la información que llegaba y creó imágenes de enemigos", relataron los ex colonos.

Según han reconocido los propios colonos, fue ésa una de las principales armas de acción del encarcelado anciano, quien con su incuestionable poder de convencimiento, y su discurso religioso calificado como "atractivo e impresionante", logró establecer en Parral su propio imperio.

"Nadie lo sabía todo, nadie excepto él tenía una vista panorámica. Mucho de lo que pasaba dentro de los grupos quedó oculto a los demás", afirmaron varios matrimonios jóvenes del enclave, en una carta enviada hace algunos meses a diversas autoridades.

Frases como "¿quién es mi padre y mi madre?... los que hacen la voluntad de Dios", eran usadas una y mil veces por el líder germano, quien incluso manipuló las escrituras sagradas para borrar aquellos pasajes referidos a la vida familiar, y las relaciones entre hombres y mujeres.

Los otrora discípulos del anciano recordaron que cualquier crítica externa era considerada por éste como un acto de envidia. "Todos aceptábamos esas medidas, porque aparentemente servían para mantener la pureza", afirmaron en su carta.

Pero su estricto discurso religioso y moral también contribuyó a su permanencia como impune amo y señor.

"Dios mío, tú sabes muy bien a qué lado está el abuso. Tú sabes que yo me esfuerzo por librar a los niños de todo mal", repitió públicamente cuando comenzaron los rumores de vejámenes a menores, según relató un ex colaborador. Y esa misma idea la inoculó en sus víctimas, a quienes prohibió tajantemente decir algo sobre los abusos. "Los hizo aparecer como una medida educacionalmente necesaria, y desde chicos los preparó para saber cómo contestar eventuales preguntas de sus padres", agregó.

No reclamar

Paul Schaefer no aceptaba objeciones. "Quien se defiende, se acusa", solía afirmar ante quien osaba contradecirle. Y su conducta se mantiene aún a sus 84 años. Los psiquiatras del SML que recientemente lo evaluaron lo calificaron como egocéntrico, y afirmaron que aún presume de su capacidad para dirigir y controlar, además de descalificar a los demás.


La historia literaria del autor de las fichas

C.V.

Las más de 40 mil fichas con información que Gerd Seewald Lefevre asegura haber redactado sin ayuda, mantuvieron por meses ocupados a varios funcionarios de Investigaciones, quienes trabajaron arduamente en su sistematización.

Pero quienes han conocido de cerca al ex jerarca de Colonia Dignidad -que el viernes pasado recuperó la libertad luego de permanecer una semana en la cárcel-, no se sorprenden de su gran capacidad para escribir.

Ya en 1960, y poco antes de viajar a Chile a formar parte del enclave de Paul Schaefer, sus habilidades intelectuales y literarias se habían desplegado.

Seewald concluyó ese año su trabajo como investigador y redactor de un Diccionario Bíblico de la editorial Brockhaus, texto que aún es posible adquirir a través de internet.

Pero no es todo en su historial. Quien por años dirigió la escuela de Dignidad obtuvo el título de doctor en Filosofía en 1953, y posteriormente se graduó de Teología, además de trabajar en el archivo bíblico alemán.

Dichas cualidades, más su manejo de idiomas, hicieron que Schaefer lo viera como una pieza importante dentro del enclave, y le encomendara reunir información sobre diversos personajes y entidades de distintos ámbitos, tarea que le valió ser procesado por asociación ilícita.